Las tendencias en el cuidado de la piel cambian constantemente, tanto que a veces resulta difícil mantenerse al día. Distinguir las cremas hidratantes de los cepillos de limpieza facial puede ser incluso complicado, sobre todo cuando no se sabe muy bien por dónde empezar. Sin embargo, hay una tendencia que últimamente circula mucho más de lo normal: la vaporización facial.
La vaporización facial es una técnica de cuidado de la piel utilizada desde la época romana para aliviar el estrés y mejorar la salud de la piel. Funciona exponiendo la piel al vapor que sale del agua caliente durante un cierto tiempo. Aunque parece una forma sencilla de empezar a cuidar la piel, es importante saber que algunos dermatólogos han advertido de que no es para todo el mundo, sobre todo si se tiene un tipo de piel determinado. No te preocupes, hemos investigado por ti. Sigue leyendo para saber si te conviene y cómo puedes hacerlo en casa.
El vapor caliente ayuda a abrir los poros de la cara y a eliminar la suciedad y las impurezas que se han acumulado durante el día. Al abrir los poros también se aflojan los puntos negros, lo que facilita su eliminación.
La vaporización facial ayuda a hidratar el rostro al aumentar la producción de grasa, hidratándolo de forma natural. También ayuda a deshidratar la piel, lo que impide que los sueros faciales y las cremas hidratantes funcionen correctamente, permitiendo que tengan un mejor efecto después de la vaporización.
La vaporización facial también puede ayudar a aliviar la congestión de los senos nasales y los dolores de cabeza. Añadir ciertos aceites esenciales al vapor puede potenciar su efecto. Un alivio perfecto para un resfriado o una horrible fiebre del heno.
El vapor caliente produce un aumento natural de la temperatura de la piel, dilatando los vasos sanguíneos y aumentando el flujo sanguíneo. Este aumento del flujo sanguíneo nutre la piel y es especialmente bueno para la reparación celular. Además, deja la piel muy luminosa.
La sensación de vapor caliente en la cara es relajante, por lo que es perfecto después de un día estresante. De nuevo, ¿por qué no añades algunos aceites esenciales al vapor y te sumerges en una fuerte sensación de calma?
Hay dos maneras:
Los vaporizadores faciales son una gran opción, ya que prácticamente hacen todo el trabajo por ti. Muchos vienen con varios ajustes, lo que significa que puedes controlar la cantidad de vapor que se libera.
La técnica del baño y la toalla es una opción que puedes hacer tú mismo, pero no por ello es menos eficaz. Recuerda que si el agua está demasiado caliente para que empieces a vaporizar enseguida, déjala enfriar unos minutos y vuelve a intentarlo.
Si tienes la piel normal o mixta, la vaporización una o dos veces por semana es un excelente método para limpiar la piel sin deshidratarla. También es ideal para las pieles con tendencia al acné, ya que desobstruye los poros y reduce al mismo tiempo las bacterias que lo provocan.
Sin embargo, los dermatólogos recomiendan no vaporizar la piel si se padece rosácea o eccema. Esto puede interferir con la barrera de tu piel e incluso empeorarla más, sobre todo si utilizas medicación para ello. Consulta a tu médico o dermatólogo para obtener más información.