Cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la semana pasada suspensiones y exenciones de los aranceles comerciales de su administración, muchos pensaron que la Nintendo Switch 2 (y otras consolas portátiles de videojuegos) podrían haberse salvado de los aranceles de importación más estrictos.
Sin embargo, resulta que, a diferencia de los smartphones, los semiconductores y algunas otras piezas electrónicas (que benefician en gran parte a los gigantes tecnológicos estadounidenses), la nueva consola de Nintendo no cumple los criterios para la exención. Tampoco lo hacen otras consolas de videojuegos y accesorios.
Las importaciones de la Switch 2 en EE.UU. seguirán costando al menos un 10% más, o incluso hasta un 145%, el arancel que se sigue imponiendo a China. Esto se debe a que Nintendo fabrica una cantidad considerable de su producción en el país, y aunque muchas de las consolas se fabricarán en Vietnam en su lugar (que tiene un arancel del 10% impuesto, después de la suspensión de 90 días de su 46%), un proveedor afirma que la consola todavía será afectada con la penalización arancelaria completa del 145%.
Nikkei afirma haber visto un "memorándum de evaluación interna" enviado por un importante proveedor de Apple y Nintendo que sugiere que esta última debería seguir preparándose para el máximo impacto.
El gigante japonés de los videojuegos ha retrasado los pedidos anticipados de la Switch 2 en Estados Unidos y Canadá para evaluar el efecto que tendrán los aranceles en su negocio. Esto ha provocado que los pedidos anticipados ya estén disponibles en el Reino Unido, pero no en Norteamérica. El precio también sigue siendo incierto en la región.
El jefe de Nintendo en Estados Unidos ha declarado que se importaron muchos miles de consolas al país antes de que los aranceles entraran en efecto. Y si la próxima serie viene de la rama de fabricación vietnamita de la compañía, el ajuste general de precios no debería ser demasiado elevado.
Algunos, como Bloomberg, sugieren incluso que se mantendrá en 449,99 dólares, el precio anunciado el 2 de abril tras la presentación dedicada al lanzamiento. En ese caso, los minoristas podrían soportar el golpe del 10%.
Sin embargo, si los aranceles vuelven a subir tras la suspensión (hasta el 46% en Vietnam), es probable que el precio aumente en consecuencia. Y si entra en juego todo el 145% impuesto a China, como afirma Nikkei, el precio total podría ser de 600 dólares o más.
Por supuesto, esto no afecta a otras regiones, como el Reino Unido, donde la consola se vende por 395,99 libras. O Australia, donde sigue teniendo un precio de lanzamiento de 699,95 dólares australianos.
Pero teniendo en cuenta que Sony ha decidido subir el precio de su PS5 Digital Edition en algunas regiones fuera de Estados Unidos, citando los aranceles como excusa, podría no ser así definitivamente.
