VEREDICTO T3
Coffee Stain va a lo grande, pero sigue siendo superficial para Goat Simulator 3. Dejando de lado un sandbox más ambicioso y con impresionantes opciones de personalización, sigue siendo el mismo chiste sobre un animal de granja con problemas en las rodillas que ya se empieza a poner pesado.
Pros
Cons
Han pasado más de ocho años desde que Goat Simulator llevó por primera vez el género de simulación de comedia a nuevas alturas de popularidad de culto, y mucho ha cambiado en el mundo del entretenimiento interactivo desde entonces. Apenas necesitas echar un vistazo rápido a Steam para encontrar un montón de imitadores, incluso cuando otros títulos han elevado el listón de la comedia interactiva más allá de la línea de base del género de humor de internet y payasadas.
No obstante, aquí estamos, en 2022, y Goat Simulator 3 está más que listo para presentarse a través de una parodia descarada de Skyrim. Tienes que darle crédito a Coffee Stain: ciertamente conoce a su audiencia. Si eres el tipo de persona que todavía se ríe de los memes de Skyrim, en otras palabras, entonces probablemente pasarás un buen rato con Goat Simulator 3. En cuanto al resto de nosotros, eso depende de cuánto tiempo estás dispuesto a comer del árbol de la fruta madura que este juego de aventuras sandbox en tercera persona recoge felizmente.
Con una física al estilo muñeco de trapo y su premisa absurda, Goat Simulator nunca ha negado su naturaleza de bromas interminables y videojuego de aventuras. Y aunque esta segunda entrega (sí, ese título también es un chiste) se expande sobre la base con sandbox más grande y más herramientas para interactuar... Goat Simulator 3 sigue siendo una experiencia bastante monocorde que lucha por mantener el atractivo en un lienzo más grande.
¿Qué es?: La segunda entrega del juego de acción y comedia, que agrega una experiencia de sandbox más grande y alocada.
Fecha de lanzamiento: 17 de noviembre de 2022
Plataforma(s): PS5, Xbox Series X, PC, Nintendo Switch
Desarrollador / Publisher: Coffee Stain North / Coffee Stain Publishing
Se te perdonará si piensas que te perdiste un Goat Simulator 2 en algún momento entre el lanzamiento del éxito de culto original de Coffee Stain y esta última incorporación a la serie. No, no te has perdido de nada.
Más bien, Goat Simulator 3 ha tratado las convenciones numéricas básicas con la misma falta de respeto que su personaje principal tiene por las leyes de la física, lo que ha dado como resultado un título que, francamente, tiene mucho sentido para un juego tan caótico como este.
Ambientado en la gigantesca isla ficticia de San Angora, Goat Simulator 3 te lleva de nuevo a las patas (inauditamente débiles) de Pilgor, una cabra cuyo único propósito, al parecer, es causar el caos y llevar la miseria a los pobres humanos que le rodean. Bueno, eso no es del todo cierto.
Esta vez hay más de una historia dirigida, si se puede llamar así, estructurada en forma de Eventos e Instintos. El primero funciona como la versión de misiones contextuales de Goat Simulator 3, mientras que el segundo parece más una serie de desafíos basados en habilidades como, por ejemplo, saltar en un trampolín diez veces seguidas o lamer a un humano durante más de 60 segundos (es más difícil de lo que parece).
Los eventos son el núcleo de las aventuras de Goat Simulator 3 pero, la mayor parte de las veces giran en torno a dar cabezazos, lamer, descubrir o hacer estallar el objeto adecuado para completar un solo objetivo. De hecho, si hay algún desafío real en ellos, generalmente es averiguar qué hacer en primer lugar, ya que el texto vago de la misión y la falta de marcadores de búsqueda a menudo te hacen tropezar con las soluciones.
Sin duda, hay algunas buenas recompensas aquí y allá: una misión nos hizo dar cabezazos a las bailarinas para que giraran tan rápido que eventualmente manifestaron un tornado que luego circuló permanentemente alrededor del mapa... pero no esperes que estas misiones sean particularmente exigentes o intelectualmente estimulantes.
Si hay un objetivo final principal para todas estas actividades, es llegar al santuario interior del Castillo de la Cabra ascendiendo en el Rango Illuminati, que se logra al obtener Puntos Illuminati de los Eventos. No vamos a espoilearte nada sobre lo que hay dentro de este destino final, pero ¿podemos decir honestamente que valió la pena la media docena de horas de juego superficial e infantil de Goat Simulator 3 para descubrir su contenido? No para nosotros, que somos quisquillosos con nuestros juegos de comedia y acción... pero al menos está ahí para quien se sienta obligado a jugar Goat Simulator 3 hasta sus últimas consecuencias.
Fuera de esta serie de misiones principal, la personalización es donde invertirás más tiempo en la progresión de tu cabra. Completar Eventos e Instintos te otorga Karma, que luego puedes usar para comprar equipo para cada parte diferente del cuerpo de tu cabra, de la cabeza a las pezuñas. Gran parte de este equipo es cosmético, pero el botín de nivel superior está equipado con habilidades pasivas y activas que pueden alterar significativamente (o romper por completo) la acción cómica de Goat Simulator 3.
Algunos están ahí solo para hacerte reír, como las botas de cuerno que hacen que Pilgor suelte gases a cada paso, pero otros pueden ser realmente útiles para navegar por las áreas más verticales del mundo, incluidos los jetpacks y los zancos. Hay una variedad impresionante en general, y parte de la diversión en Goat Simulator 3 es descubrir cuán ridículo se puso Coffee Stain con la próxima pieza de equipo que se lanza en el camino de Pilgor.
El mundo abierto de Goat Simulator 3 está lejos de ser el más bonito o el más grande que existe, pero es uno que –al menos– pide ser manipulado. Prácticamente todos los objetos del mundo están en deuda con el simulador de física de Coffee Stain, con elementos vivos como el fuego y la electricidad incorporando más ingredientes a su receta para la destrucción, preparando el escenario para algunas reacciones en cadena realmente espectaculares. Siempre fue divertido ver qué tipo de desastre podía crearse con un solo cabezazo en el momento oportuno, y la aparente invulnerabilidad de Pilgor a cualquier cosa que se interpusiera en su camino solo aumenta el apetito por el caos.
A pesar de su aparente incapacidad para morir, parte de la comedia en Goat Simulator es que Pilgor colapsa con frecuencia como muñeca de trapo durante las colisiones, pero afortunadamente Coffee Stain ha hecho que sea más fácil controlar la cabra esta vez, dotándola de nuevas habilidades como un salto triple al estilo Mario, y la capacidad de cargar un cabezazo para golpes más poderosos.
Sin embargo, las plataformas a través del terreno siguen siendo deliberadamente incómodas y propensas a los peligros, especialmente cuando los bugs son tan frecuentes, lo que hace que sea aún más frustrante escalar algunos de los puntos de interés más precarios del mundo, solo para tropezar en el último segundo sin que realmente sea tu culpa.
Finalmente, no debería sorprendernos saber que Goat Simulator 3 es un juego que se disfruta mejor con amigos, particularmente aquellos que comparten el mismo humor de Coffee Stain. El juego se puede jugar con hasta otras tres personas, ya sea localmente o en línea, y al hacerlo se abre el acceso a media docena de minijuegos multijugador como King of the Hill o Hoofball. Aun así, la diversión puede agotarse bastante rápido, ya que su relativa simplicidad y la tendencia a caer en un caos sin sentido hace que se sientan relativamente indistinguibles del resto de los disturbios de Goat Simulator 3.
Y eso es lo que pasa con Goat Simulator 3: es diversión boba en ráfagas cortas, pero el intento de Coffee Stain de extender sus ideas a través de todo un mundo abierto sólo revela los límites de su valor de entretenimiento. No envidiamos al estudio por montar esta cabra por todo lo que vale, pero Goat Simulator 3 demuestra que incluso uno de los títulos de simulación de comedia más exitosos de su tipo tiene un umbral de rendimientos decrecientes. Goat Simulator tomó la sabia decisión de saltar directamente al número tres, ya que es difícil imaginar más kilómetros para esta marca particular de caos basado en cabras más allá de este esfuerzo admirable pero, en última instancia, inadecuado.