¿Has sentido la sensación de cuando llevas viviendo muchos años en la misma casa y todo se acomoda a la perfección? Al igual que el agua siempre encuentra su cauce, tú tienes el conjunto de repisas adecuado para el espacio, la cantidad correcta de utensilios para la cocina en la alacena y el tamaño correcto del televisor para el lugar donde la ves.
Y entonces te mudas e intentar acomodar todas tus cosas es como volver a construir el set de Lego que se te cayó y ya no tienes las instrucciones.
Bueno, me acabo de cambiar de casa y necesito un nuevo televisor secundario. Y para mi desgracia, como fanático del cine en casa, tengo que elegir un equipo más pequeño. La televisión que pongo en la oficina siempre es un reto en mi casa, ya que la pantalla principal es la que tiene la PS5 conectada y, por esa razón, todos quieren utilizarla. Así que veo muchas películas en el otro televisor y siempre quiero disfrutarlas con la mayor calidad posible.
Ir por una opción más pequeña no es un problema por sí mismo. Cuando aconsejo a la gente sobre cuál televisor comprar, suelo recomendarles que no se centren en los más grandes, sino que inviertan el dinero extra en una pantalla de mejor calidad. Pero el problema aquí es que el tamaño en específico que necesito es lo que podría frustrarme.
Necesito cambiarme de un televisor de 50 pulgadas a uno de 43 pulgadas; todo para que quepa en el espacio que tengo disponible. Y la calidad de las pantallas de este tamaño, que ofrecen la mayoría de los fabricantes, cae en picada.
Es difícil encontrar opciones con retroiluminación directa, como la que tiene la tele Sony que voy a cambiar, lo que significa que sufre por proyectar el mismo nivel de brillo y contraste que los televisores más grandes. 2022 es el primer año en el que los mejores televisores OLED llegarán en tamaños de 42 pulgadas. Pero aunque eso me vendría muy bien, el precio del LG C2 de 42 pulgadas es más de lo que puedo pagar actualmente.
Me he planteado la posibilidad de seguir con mi televisor de 50 pulgadas, a pesar de que representaría un gran problema de espacio. De nuevo, no es porque tenga algo en contra de las teles de 43 pulgadas, sino porque me frustra la idea de tener que gastar en algo que ofrecerá una calidad de imagen menor.
Sin embargo, a finales del año pasado, Samsung predijo mi problema y lanzó un modelo que lo resuelve todo. El Samsung 43QN90A incorpora un panel Neo QLED muy parecido al que tiene el Samsung QN95 A (al que le di cinco estrellas en la reseña). Utiliza tecnología mini-LED para colocar miles de luces diminutas directamente detrás de la pantalla, proporcionando no sólo imágenes más brillantes, sino más control sobre la atenuación local.
Cuando Samsung lanzó, por primera vez, pantallas Neo QLED, dicha tecnología estaba limitada a modelos de más de 55 pulgadas. Después llegó una versión de 50 pulgadas y aún más tarde la de 43 pulgadas. No solamente se trata sobre calidad de imagen, también es uno de los pocos equipos que incorpora puertos HDMI 2.1, así que servirá para el gaming por muchos años. Esto también es un gran atractivo, porque no quiero tener que comprar otro equipo, dentro de unos años, si pongo una Xbox Series X en esa habitación.
Prácticamente se trata del único televisor de 43 pulgadas que integra tecnología de nivel premium en una estructura de ese tamaño; al menos hasta que los equipos OLED de 42 pulgadas lleguen al mercado. Ahora mismo, este modelo Samsung cuesta 60% menos que lo que tendría que pagar por el LG C2 de 42 pulgadas.
Así que, esta es la razón por la que este fanático del cine está feliz de cambiarse a un televisor más pequeño. No solamente es porque tengo que hacerlo, sino porque ahora puedo seguir viendo contenido en una calidad de imagen increíble. Para los cinéfilos que vivan en espacios pequeños, el Samsung 43QN90A es la mejor opción del momento.
