VEREDICTO T3
La mano de Raimi es evidente en toda la película y volver a ver a Strange peleando con toda su alma ciertamente nos encanta. Pero hay más en este Multiverse que solo una buena película: desde sorpresas y personajes de cómics amadísimos, hasta peleas realmente imaginativas y terror a manos llenas; desde la aparición de un personaje fundamental, hasta hilos retomados de otras entregas, esta locura inter-universos es como subirte por primera vez a una montaña rusa... y bajas igualmente aterrado y emocionado, queriendo repetir el paseo.
Pros
Cons
"El multiverso es un concepto del que sabemos terriblemente poco", advirtió el doctor Stephen Strange (Benedict Cumberbatch) en el gigante taquillero Spider-Man: No Way Home. El público está un poco mejor informado en estos días, ya que la Fase 4 de MCU ha estado sentando las bases para múltiples realidades que te permiten tener tu pastel en una dimensión y comértelo en la siguiente. Serie animada What if…? exploró las posibilidades del efecto mariposa con algunos de los personajes principales de la saga, mientras que No Way Home demostró el potencial para complacer a la multitud del servicio de fans (¡los tres Spider-Men!), siguiendo los rastros de la telaraña de Spider-Man: Into The Spider-Verse .
Después de los eventos de No Way Home, en el que un hechizo bien intencionado pero mal juzgado de Strange abrió portales a universos paralelos, esta entrega retoma múltiples hilos de la película en solitario del buen Doctor, No Way Home, y la serie WandaVision en una mezcla compleja que es normal para los fanáticos de Marvel, pero probablemente desconcertante para cualquiera que no se haya mantenido al día.
También hay algo así como un crossover que termina en una especie de orgasmo geek detrás de escena. Sam Raimi dirige, regresando al redil de las películas de cómics después de establecer el dominio del género sobre el cine de este siglo con las casi intocables Spider-Man y Spider-Man 2 (antes de partir después de la extraña y no tan buena Spider-Man 3). Los hilos del cineasta de Evil Dead son evidentes en los sustos e imágenes macabras, pero nunca se aleja demasiado del estilo de la casa del estudio que lo conquista todo: dada la cantidad de tentáculos que conectan Multiverse of Madness con otras partes del universo Marvel, sería imposible que forje un estilo verdaderamente independiente.
Muy poco puede decirse sobre la trama sin entrar en territorio de spoilers (pero, ¡gente, ya tiene una semana en cartelera!), y el título sugiere saltos de dimensión, así que si has encontrado pistas, videos y demás en redes sobre la película, sabrás que presenta la introducción crucial de América Chávez (la mexico-estadounidense Xóchitl Gómez), una adolescente con la capacidad de saltar entre múltiples universos. Ese poder la convierte en el objetivo de un ser misterioso y poderoso con intenciones maliciosas. Al huir a esta línea de tiempo –por supuesto–, se cruza con Strange y el actual Hechicero Supremo Wong (Benedict Wong). Buscando proteger esta superheroína adolescente, Strange también busca la ayuda de su colega Avenger, Wanda Maximoff (Elizabeth Olsen). A partir de ahí, la aventura se dirige a dimensiones sesgadas, que se desvían de la Tierra-616 en formas pequeñas y no tan pequeñas.
A pesar de toda la complejidad potencial del multiverso, el trazado es bastante sencillo: las motivaciones son claras y las diversas líneas de tiempo se navegan económicamente. No es necesario ser un neurocirujano para mantenerse al día, aunque ser un aficionado a Marvel ciertamente ayuda, sobre todo por las sorpresas y evocaciones para deleitar a los fieles. Pero el hecho de que sucedan tantas cosas significa que algunos personajes y hebras están desatendidos: Chiwetel Ejiofor se queda con muy poco tiempo en escena –para nuestro gusto– y no puede desarrollar más a Karl Mordo, pero Rachel McAdams puede explorar otro lado de Christine Palmer, mientras que Olsen continúa un viaje iniciado en WandaVision.
Desde la acción caleidoscópica (con toques de Inception) en la Dimensión del espejo en Doctor Strange (2016), los poderes mágicos del Maestro de las Artes Místicas han creado efectos visuales increíblemente ingeniosos. Y aunque es fantástico ver otra vez cómo se las ingenia el hechicero en otras dimensiones, un enfrentamiento con música toca las notas correctas, y es divertido vislumbrar realidades alternativas, rara vez se siente como si los personajes estuvieran ocupando un espacio físico real, tal es la dependencia de CGI. La capacidad de la MCU para generar apuestas también se siente amenazada aquí: una batalla temprana con una bestia tentacular tuerta ve a los transeúntes boquiabiertos con alegría como si estuvieran viendo un desfile de globos flotando: aunque, claro, en un mundo donde la mitad de la población ha estado previamente aniquilada, tal vez ya no hay mucho que temer.
Aún así, hay suficientes momentos emocionantes para la multitud y para recompensar a los fieles, Cumberbatch sigue siendo muy bueno en un papel que interpretó en cinco películas anteriores (y una temporada de What If…?) y Gomez insinúa un futuro brillante en el UCM. Pero es imposible no imaginar otro mundo en el que Raimi dé rienda suelta a este personaje, con resultados más satisfactorios.
