El robot es un esfuerzo más para el combate a la contaminación de los mares y ha sido desarrollado por la Universidad de Sichuan.
Un equipo de científicos chinos de la Universidad de Sichuan, en el suroeste de China, afirma que los peces robot que "comen" microplásticos podrían ayudar algún día a limpiar los océanos contaminados del mundo.
Suaves al tacto y con un tamaño de apenas 1,3 centímetros, estos peces mecánicos ya succionan microplásticos en aguas poco profundas.
Los microplásticos son los miles de millones de partículas de plástico diminutas que se fragmentan a partir de los objetos de plástico más grandes que se utilizan a diario, como las botellas de agua, los neumáticos de los coches y las camisetas sintéticas. Constituyen uno de los mayores problemas medioambientales del siglo XXI porque, una vez que se dispersan en el medio ambiente a través de la descomposición de plásticos más grandes, son muy difíciles de eliminar y llegan al agua potable, a los productos agrícolas y a los alimentos, dañando el medio ambiente y la salud humana y animal.
El equipo pretende que puedan recoger microplásticos en aguas más profundas y proporcionar información para analizar la contaminación marina en tiempo real, explica Wang Yuyan, uno de los investigadores que ha desarrollado el robot.
"Hemos desarrollado un robot miniaturizado tan ligero. Se puede utilizar de muchas maneras, por ejemplo en operaciones biomédicas o peligrosas, un robot tan pequeño que puede localizarse en una parte del cuerpo para ayudar a eliminar alguna enfermedad".
Un robot con forma de pez que, según los investigadores, puede succionar microplásticos en aguas poco profundas, se mueve bajo la dirección de una luz infrarroja cercana (NIR). Equipo de investigación de Zhang Xinxing, del Instituto de Investigación de Polímeros de la Universidad de Sichuan
Los investigadores crearon el robot a partir de materiales inspirados en elementos que prosperan en el mar: el nácar, también conocido como nácar, que es el revestimiento interior de las conchas de las almejas. El equipo creó un material similar al nácar superponiendo varias láminas microscópicas de moléculas según el gradiente químico específico del nácar.
Esto les permitió crear un pez-robot que es elástico, flexible a las torsiones e incluso capaz de arrastrar hasta 5 kg de peso, según el estudio. Y lo que es más importante, el pez biónico puede adsorber trozos de microplásticos cercanos que flotan libremente porque los tintes orgánicos, los antibióticos y los metales pesados de los microplásticos tienen fuertes enlaces químicos e interacciones electrostáticas con los materiales del pez. Esto hace que se adhieran a su superficie, por lo que el pez puede recoger y eliminar los microplásticos del agua. "Después de que el robot los recoja del agua, los investigadores podrán seguir analizando la composición y la toxicidad fisiológica de éstos", explica Wang.
El pez robot negro es irradiado por una luz, lo que le ayuda a agitar sus aletas y mover su cuerpo. Los científicos pueden controlar el pez mediante la luz para evitar que choque con otros peces o barcos.
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