Independientemente de la edad que se tengas, dormir siempre debe ser una prioridad, pero con la edad, desde los 20 y 30 años hasta los 70 y 80, ¿hasta qué punto es importante cambiar nuestra forma de dormir?
Siempre ha habido polémica sobre cuántas horas de sueño se necesitan para descansar bien y sentirse fresco por la mañana. Las investigaciones han demostrado que siete horas es lo mejor para las personas mayores de 35 años, mientras que otros estudios han descubierto que más de ocho horas de sueño es mejor para las personas más jóvenes ayudando a la función cerebral.
Esto nos lleva a preguntarnos: a medida que envejecemos, ¿deberíamos cambiar nuestra forma de dormir? Para saber más, hablamos con James Higgins, experto en el tema y director general de Ethical Bedding, quien nos dijo que "comprender la evolución de nuestras necesidades de sueño cuando envejecemos es vital para mantener una salud óptima, ya que cada década trae consigo un conjunto único de problemas que afectan al sueño."
A continuación, Higgins explica cómo debes dormir en cada etapa de tu vida, desde los 20 hasta los 80 años. Posdata: A lo largo de todas las edades y etapas de tu vida, asegúrate de que te acompaña el mejor colchón.
Como dice Higgins, a los 20 años mucha gente pasa de la universidad al trabajo y acostumbra desvelarse, salir de fiesta y establecer relaciones sociales, lo que puede afectar negativamente a los patrones de sueño.
"Durante este periodo crítico para el desarrollo físico y mental, es fundamental dormir entre 7 y 9 horas. En los 20, conviene moderar el consumo de alcohol, sobre todo antes de acostarse. Además, recomiendo establecer un horario límite digital para disminuir el impacto de la luz azul de las pantallas, que puede alterar el sueño al dificultar la producción de melatonina."
Afirma Higgins.
Dormir bien es importante entre los 30 y los 40 años, ya que en estas edades muchas personas empiezan o mantienen una familia al tiempo que equilibran sus carreras profesionales. Esto puede aumentar el estrés y afectar a la calidad del sueño. Para las madres y padres primerizos, Higgins sugiere que:
"dormir de lado puede ser más cómodo, ya que ayuda a aliviar el dolor de espalda y la presión sobre la columna vertebral, que son molestias comunes después del parto. Un colchón de bambú con más de 2.000 muelles responderá de forma independiente a los movimientos del cuerpo, por ejemplo".
Higgins continúa diciendo que:
"Al entrar en los 40, los cambios en nuestra forma de dormir se hacen más evidentes. El sueño se vuelve más ligero y pausado, como consecuencia del envejecimiento y de la reducción de las hormonas que inducen el sueño… Dormir boca arriba puede ayudar a mantener la alineación de la columna vertebral, y un colchón híbrido puede proporcionar el apoyo necesario".
Higgins también sugiere adoptar un estilo de vida saludable con ejercicio regular para compensar los cambios del sueño relacionados con la edad.
La etapa intermedia de la vida se enfrenta a importantes cambios en la calidad y cantidad del sueño, debidos sobre todo al proceso de envejecimiento y a la menopausia. Como dice Higgins,:
"A los 50 años, los cambios hormonales afectan considerablemente al sueño. Tomando la menopausia como ejemplo, sabemos que estos cambios pueden alterar el termostato interno del cuerpo, provocando sudores nocturnos y calores. Controlar las variaciones de temperatura es fundamental, por lo que conviene utilizar prendas de dormir y sabanas transpirables y que absorban la humedad".
Además de ropa de dormir cómoda, Higgins también sugiere dar prioridad a dormir de lado o boca arriba e invertir en productos que ayuden a mantener la postura y mejoren las posibilidades de dormir toda la noche. Sugiere comprar almohadas adicionales, invertir en una cama que pueda ajustarse para ayudar con los ronquidos o el reflujo ácido y utilizar cortinas opacas.
Para las últimas etapas de la vida, Higgins recomienda hablar con un profesional de la salud sobre cualquier problema de sueño. Pero, en general, sugiere que las personas de 70 y 80 años mantengan la actividad física y un ciclo de sueño-vigilia constante. Además, Higgins dice que:
"Es importante crear un entorno favorable al sueño, como colchones más blandos para un mejor apoyo. Garantizar que la habitación sea segura y cómoda es clave… explorar opciones como camas ajustables y colchones especializados para atender necesidades de salud específicas, como artritis o dolor crónico, también puede ser recomendable".