Elegir el mejor televisor es muy, muy difícil. Hay demasiadas opciones, de distintos fabricantes con nombres confusos e increíbles especificaciones, entre las que escoger. Llevo mucho tiempo en búsqueda de una televisión nueva y pensé que sería útil, para nuestros lectores, que comparta mis descubrimientos al investigar sobre la posibilidad de adquirir un televisor 8K. Cabe destacar que las pantallas 8K son súper premium.
Hay muchos factores diferentes a tomar en cuenta: el tamaño, la resolución, los puertos, el sistema de sonido (y si necesitarás una barra de sonido) y las necesidades que requieres que cubra el televisor, ya sea para ver Blu-Rays, jugar o simplemente ver la televisión.
Hoy en día, Netflix, Disney+, Apple TV+ y los otros servicios de streaming ofrecen contenidos en ultra alta resolución (aunque ligeramente por debajo de 8K). Así que, teniendo el equipo adecuado, puedes disfrutar de una experiencia alucinante.
Por si fuera poco, tanto el PlayStation 5 como el Xbox One X, son compatibles con videojuegos de súper alta resolución, a veces con upscaling; lo que hace que uno de los mejores televisores 8K sea teóricamente ideal. Si eres muy atrevido, incluso puedes conectarlo a una de las mejores computadoras gaming; algunos de ellos pueden ejecutar títulos en 8K. Entonces, ¿deberías comprar un televisor 8K? Descubrámoslo.
La razón principal para comprar un televisor 8K es obvia: quieres ver contenido 8K y cualquier otro equipo, incluso los mejores televisores 4K, no servirá.
Retrocediendo un poco, 8K se refiere a que el televisor tiene 8,000 píxeles (más o menos) de ancho, al igual que 4K significa que el televisor tiene 4,000 píxeles de ancho. Esto significa que la mayoría de los televisores 8K tienen resoluciones de 7,680 x 4,320 o parecido. En total, este tipo de displays tienen 33 millones de píxeles, lo que es una auténtica locura.
Aunque esto pueda parecer un engaño de marketing intencionado, el hecho de tener tantos pixeles hace que la experiencia de visualización sea bastante increíble, especialmente para el contenido UHD. Todos los televisores 8K incorporan tecnología de reescalado para garantizar que los juegos, las películas, las series y demás se vean igual o mejor que en las TV 4K. Para que te des una idea, si eres un cinéfilo, la película de 35 mm está en torno a los 6K, mientras que la IMAX de 70 mm está en torno a los 12K (con algunas salvedades), así que 8K es… mucho.
En lo que respecta al uso real, tanto la PS5 como el Xbox One X pueden soportar juegos en 8K, siempre y cuando tengas el hardware adecuado. Por supuesto, para algunos gamers, el 4K es suficiente y los beneficios provienen de una mayor velocidad de fotogramas.
Otra de las ventajas es que el espacio dentro del hardware físico de un 8K es más grande. La mayoría de estos televisores tienen un tamaño mínimo de 60 pulgadas. Por esta razón, las bocinas de la pantalla son bastante buenas para los estándares actuales (que son bajos). De todas formas, recomendamos adquirir una barra de sonido, pero es menos necesario que en equipos 4K.
En general, tener un televisor 8K significa que tienes una de las mejores pantallas del mercado. Nada puede vencerlo en términos de tamaño, funciones, resolución, contraste, procesamiento de imagen, tecnología de pixeles y la lista continua. Es lo mejor de lo mejor.
Ahora, tener un televisor que es lo mejor de lo mejor tiene un precio. Al igual que el iPhone Pro Max, la MacBook Pro de 16 pulgadas o el Samsung Galaxy Ultra, se trata de un equipo caro.
Para que te des una idea, en nuestra lista de mejores televisores 8K, el ganador es el Samsung QN900A y cuesta 169 mil pesos en su versión de 75 pulgadas y llega hasta los 269 mil 999 pesos en el modelo de 85 pulgadas.
Por supuesto, lo que se obtiene al comprar el QN900A no es sólo el mejor televisor 8K, sino el mejor televisor en general. Es, literalmente, la pantalla más elitista que hemos probado y, sobre esa base, el precio se entiende. Por suerte, Samsung también fabrica una versión 4K más barata.
Aunque el QN900A es súper caro, puedes irte por algo un poco más barato: el Samsung QN800A, un modelo abajo, que tiene un precio de 74 mil 999 pesos para la versión de 65 pulgadas y que se eleva hasta los 149 mil 999 pesos para el de 85 pulgadas.
Además del precio, normalmente los televisores 8K son enormes; demasiado grandes para la mayoría de salas de estar, especialmente en departamentos pequeños. No hemos visto ningún televisor 8K que mida menos de 60 pulgadas y esto tiene una buena razón: es difícil incorporar tantos pixeles en un panel pequeño.
La otra desventaja es que prácticamente ningún contenido está disponible de forma nativa en 8K; sobre todo porque el costo que tiene adquirir un dispositivo que pueda reproducirlo es demasiado alto. BT ha estado a la cabeza de los contenidos deportivos en 8K, pero eso parece una razón bastante extravagante para invertir más de 100 mil pesos en una tele.
Los videojuegos están un poco más cerca, ya que tanto la PS5 como el Xbox One X prometieron soportar 8K en el futuro. Pero todavía no hay mucho contenido que pueda proyectarse en esta resolución. De todas formas, ambas consolas son compatibles con el HDMI 8K, así que es posible.
La última consideración a tener en cuenta es tu banda ancha; la transmisión de contenido 4K (o superior), a través de una conexión de banda ancha lenta, no va a ser buena, así que tenlo en cuenta. Ah, y tus viejos puertos HDMI ni siquiera pueden gestionar el 8K. Tendrás que utilizar la nueva versión HDMI 2.1 o, de lo contrario, estarás limitado a HD o 4K. Lo siento.
La razón por la que comprarías un televisor 8K es bastante sencilla: quieres tener el mejor televisor que el dinero puede comprar y no te importa la cantidad que cueste. Por eso, no hay nada mejor que un televisor 8K nuevo.
Para cualquier otro tipo de usuario, un poco más conservador, un televisor 4K es más que suficiente. Hay un montón de opciones excelentes por una fracción de precio. Pero si tienes el espacio necesario para colocar un televisor de 85 pulgadas y no te importa gastar 100 mil pesos en un display 8K, tiene sentido. Al fin y al cabo, la gente compra autos deportivos sólo para conducirlos a 50 km/h en las ciudades grandes; aplica la misma lógica.