Lunaz Design quiere trasladar a los coches antiguos al futuro limpio y tranquilo. El mundo de los autos clásicos tiene una notoria oposición al cambio y la innovación. La autenticidad es todo, especialmente con la relación tan cercana entre condición, procedencia y valor.
Sin embargo, no todo está bien en los santuarios y garajes con aire acondicionado de los coleccionistas de automóviles de todo el mundo. El motor de combustión interna está destinado a la muerte, y aunque habrá excepciones y licencias, márgenes de maniobra y lagunas, la conclusión es que pronto será imposible, tanto moral como legalmente, pasearse en un auto viejo que expulsa humo contaminante.
Mientras que algunos se conforman con dejar sus vehículos clásicos para los días de fiesta, las vacaciones y el pulido ocasional (y están dispuestos a pagar un precio por generar grandes dosis de contaminación), hay muchas empresas nuevas que buscan reducir las emisiones de los vehículos clásicos a cero.
Lunaz Design pretende convertir este paso en una forma de arte. Para algunos, electrificar un clásico se parece a una herejía. Un Ferrari sin cilindros emascula su carácter, sus prestaciones y su aplomo. Sin embargo, lejos de la parte del mercado que trata a los automóviles raros como activos importantes que compiten con los postimpresionistas y las casas de playa de Malibú, hay quienes prefieren utilizar sus coches clásicos con regularidad y ven las emisiones cero como una ventaja, no como una desgracia.
El reto es hacerlo correctamente; en el mundo de las baterías no existe el intercambio directo. Además de las cuestiones cruciales de seguridad, equilibrio y dinámica, una conversión perfecta y bien hecha conservará todas las cualidades del original.
Todo esto queda en evidencia en la máquina más reciente de Lunaz Design, una exquisita transformación del Aston Martin DB6 de 1965. Tras un Rolls-Royce Phantom de 1961 electrificado, un Bentley S1 Continental y un Jaguar XK120, el DB6 completa el conjunto de británicos icónicos de los años sesenta de Lunaz (la empresa también electrificará el Range Rover original de los años setenta).
Con los precios del DB6, perfecto, que se acercan al medio millón de libras (13 millones 843 mil pesos), Lunaz Design espera que los compradores lleven un ejemplar algo más deteriorado para su transformación, ya que el proceso implica una restauración completa, así como una reingeniería. El precio final está en fase de solicitud, pero la empresa espera que supere el millón de dólares. Las primeras entregas se esperan para 2023, momento en el que la autonomía prevista del DB6 eléctrico, de 255 millas, parecerá claramente menos que lujosa. La carga rápida CCS debería compensarlo, al igual que los sistemas de frenado, suspensión, infoentretenimiento y navegación sutilmente mejorados.
Si el DB6 es demasiado "común" (se construyeron casi mil ochocientos en total), Lunaz realizará transformaciones aún más arriesgadas de los modelos DB4 y DB5, que son mucho más raros. Es muy posible que la incorporación de baterías, motores eléctricos rápidos y una suspensión y dirección modernas hagan que estos coches, de innegable belleza, sean mucho más fáciles de conducir. Con sede en el Parque Tecnológico de Silverstone, cada transformación es exhaustiva y meticulosa, e implica la restauración del metal desnudo, el escaneado en 3D, el pesaje y el equilibrado, así como la retirada y el almacenamiento del motor y la caja de cambios originales (por si alguna vez se quiere revertir todo el proceso).
Lunaz Design no va a romper el presupuesto con estas máquinas altamente personalizadas. Se fabricarán en un número muy limitado para los amantes de los vehículos eléctricos, personas que representan la parte más pequeña de un diagrama de Venn ya enrarecido. La electrificación de iconos es simplemente un nicho de alto perfil diseñado para elevar las acciones de la empresa y obtener financiación para el proyecto principal: las recientes inyecciones de dinero de inversores como David Beckham han puesto a Lunaz en el mapa.
La empresa hermana, Lunaz Applied Technology, es la división que está dispuesta a marcar la mayor diferencia con su principal modelo de negocio: la electrificación de los vehículos comerciales tradicionales. Para ello, habrá que intervenir en vehículos como los camiones de basura y los de reparto, que son los pilares de nuestras ciudades; demasiado caros para ser desechados y que podrían beneficiarse de la ecología.
Junto con una tercera empresa, Lunaz Powertrain, la compañía británica se ha propuesto tener un impacto mundial. Incluso si eres un tradicionalista recalcitrante, no menosprecies el incongruente silencio de una transformación de Lunaz Design y piensa más bien en el panorama general.
