Las mejores freidoras no son sólo electrodomésticos que puede ver en acción en cualquier local de comida rápida o restaurante. Con ellas podrás preparar deliciosos y auténticos alimentos fritos, como papas, salchichas y pollo frito, desde la comodidad de tu propia casa.
Si estás pensando en comprar una freidora, ten en cuenta que, aunque son sorprendentemente fáciles de usar, es fácil cometer errores con ellas, sobre todo si no las has utilizado nunca. Las freidoras sumergen los alimentos en aceite caliente a altas temperaturas, por lo que si no las utiliza correctamente, no sólo te arriesgas a que las papas se quemen o a que el pollo quede reseco. Si no tienes cuidado, también puedes ponerte en peligro de sufrir quemaduras e incendios.
Aquí te presentamos 5 errores que todo el mundo comete con las freidoras y cómo evitarlos para obtener los mejores resultados de cocción.
Cuando se trata de utilizar una freidora, es necesario que la temperatura del aceite sea la adecuada. Si te pone nervioso que el aceite esté caliente o que se queme la comida, puedes tener la idea de mantener la temperatura lo más baja posible, pero esto es un gran error.
Si la temperatura es demasiado baja, los alimentos permanecerán más tiempo en la freidora, lo que hará que absorban el aceite y queden más blandos que crujientes. Por otro lado, si la temperatura del aceite es demasiado alta, los alimentos se cocinarán demasiado rápido, por lo que saldrán secos o poco hechos por dentro y quemados por fuera.
Para que tu freidora alcance la temperatura ideal, los expertos recomiendan mantenerla entre 325 y 375 ºF o 170 y 190 ºC. Siempre es importante seguir las instrucciones y comprobar si el aceite ha alcanzado la temperatura correcta añadiendo una pequeña cantidad de comida. Si la comida se hunde, la temperatura es demasiado baja y si se quema, demasiado alta. En cambio, la comida debería crujir y flotar si has conseguido la temperatura perfecta.
Si llenas demasiado tu freidora obtendrás resultados de cocción irregulares. Para conseguir una cocción perfecta, es necesario mantener una temperatura constante durante el proceso, y añadir constantemente alimentos a la freidora hará que el aceite baje de temperatura, dejando la comida grasienta y mojada. Del mismo modo, si cocinas alimentos demasiado grandes, tardarán más en cocinarse y no se cocinarán tan bien. Lo mejor es freír papas fritas, pollo, donas y otros alimentos en grupos y tamaños pequeños para obtener los mejores resultados.
Antes de echar el aceite en la freidora, asegúrate de que utilizas el tipo y la cantidad correctos. Los aceites neutros, como el de girasol, el vegetal, el de canola y el de cacahuete tienen puntos de humo más altos, por lo que son perfectos para freír. Además, no contienen aromatizantes, por lo que no alteran el sabor de los alimentos. Otros aceites pueden ser más saludables, pero tienen un punto de humo más bajo y no rinden tan bien.
La cantidad de aceite también es importante. Con muy poco, los alimentos no se cocinarán bien, pero con demasiado corres el riesgo de quemarte accidentalmente o de provocar un incendio. La mayoría de los fabricantes recomiendan llenar la freidora con unos dos tercios de aceite para estar seguros.
A diferencia de las mejores freidoras de aire, es mejor evitar sazonar los alimentos antes de meterlos en la freidora. La sal y otros condimentos pueden afectar al aceite, haciendo que salpique en exceso y, potencialmente, quemarte. En su lugar, introduce los alimentos sin sazonar (o sazónalos por debajo del empanizado si estás cocinando pollo frito o pescado frito) y sazónalos después de sacarlos de la freidora. Salar la comida cuando aún está caliente también ayudará a que el condimento se adhiera mejor.
Una vez que hayas terminado de freír, es importante cambiar y tirar el aceite correctamente. Tirar una cantidad considerable de aceite puede parecer mucho desperdicio, así que puedes reutilizar el aceite de tu freidora unas cuantas veces, dejándolo enfriar antes de colarlo y guardarlo en un recipiente.
Ahora bien, si utilizas el mismo aceite con demasiada frecuencia, puedes arruinar el sabor de los alimentos y dejarlos demasiado grasientos o quemados. Calentar el mismo aceite una y otra vez también puede aumentar el riesgo de incendio, ya que el punto de humeo disminuye cuando el aceite se descompone. En su lugar, reutiliza el aceite sólo unas pocas veces antes de tirarlo.
Cuando tires el aceite, recuerda que nunca debes hacerlo por el lavabo, ya que podría obstruir las tuberías. Una forma fácil y sin atascos es echarlo en un recipiente y tirarlo así.