Tratar el cabello seco, quebradizo y dañado es un reto al que muchos nos enfrentamos. Puede ser frustrante y desalentador, sobre todo cuando parece que has experimentado con innumerables champús para dar brillo, aceites capilares para restaurar la hidratación y tratamientos del cuero cabelludo para el crecimiento del cabello.
Cuando nuestro pelo no tiene el mejor aspecto, a veces recurrimos al calor para intentar hacerlo más manejable o estilizado. Si el secador o la plancha no tienen funciones de cuidado del cabello, se puede crear un círculo vicioso que es perjudicial al mismo tiempo.
Por eso hemos hablado con la Dra. Vanita Rattan, experta en el cuidado del cabello y fundadora de Skincareby, que nos ha dado consejos para tratar el cabello seco y dañado. Sus sencillos y prácticos consejos incluyen cambios sutiles en la rutina diaria de cuidado del cabello, los mejores ingredientes a tener en cuenta y cómo encontrar el equilibrio adecuado entre el peinado y el mantenimiento de la salud capilar.
Cuando tratamos un cabello que "parece de paja", nos enseñan a hidratar el cabello con sueros y aceites. Aunque esto puede ser beneficioso para las puntas del cabello, que son más vulnerables a la pérdida de hidratación debido a su edad y a la exposición, no se debe lubricar el cuero cabelludo. La caspa está causada por un hongo en forma de levadura llamado Malassezia que se alimenta de los aceites y se acumula en el cuero cabelludo. No queremos seguir alimentando la Malassezia con aceite, aunque sientas un alivio temporal.
El cuero cabelludo produce de forma natural aceites, conocidos como sebo, que son esenciales para lubricar el cabello y proporcionar una barrera protectora frente a factores de estrés ambiental como la suciedad, los contaminantes y la radiación UV. Engrasar el cuero cabelludo puede provocar una acumulación excesiva de grasa, lo que puede hacer que el cabello se sienta más graso, irritado y con picazón. Este desequilibrio también puede contribuir a que se vea y se sienta sin vida. En su lugar, céntrate en hidratar las puntas, utilizando un aceite que refuerce las hebras para combatir la sequedad y la fragilidad.
Este consejo puede resultar sorprendente, ya que la mayoría de la gente se lava el pelo con champú antes que con acondicionador. Los champús contienen tensioactivos, que son los agentes limpiadores que ayudan a eliminar la suciedad, la grasa y otras impurezas del cuero cabelludo. Sin embargo, cuando aclaramos el champú, éste fluye de forma natural a lo largo del cabello, lo que puede eliminar los aceites naturales de las puntas. Esto puede resecar, quebrar y dañar el cabello.
Si aplicas antes el acondicionador, crearás una capa protectora que mantendrá tu cabello hidratado y nutrido. Las puntas hidratadas son menos susceptibles a la rotura, por lo que esta técnica es ideal para limpiar el cuero cabelludo sin resecar excesivamente las puntas.
Los peinados demasiado estirados, como las colitas, las trenzas o los moños, pueden someter a los folículos pilosos a una tensión innecesaria. Con el tiempo, los continuos tirones pueden provocar roturas, sobre todo en los puntos en los que el pelo está bien sujeto. Los folículos se dañan, lo que puede provocar alopecia por tracción, es decir, la caída del cabello causada por tirones repetidos. A largo plazo, los peinados demasiado estirados pueden hacer que el pelo se vuelva cada vez más fino, débil y quebradizo.
Además, el uso continuo de estos peinados tiene el potencial de alterar la línea natural del cabello, provocando desigualdades o incluso la recesión de la propia línea del cabello. En lugar de forzar y dañar los folículos pilosos, opta por peinados sueltos como un moño bajo desordenado, pinzas laterales o una bandana. Esto permitirá una mejor circulación del aire y un menor riesgo de rotura del cabello.
El cabello está más débil cuando está mojado. Cuando está seco, está recubierto por los aceites naturales producidos por el cuero cabelludo, que actúan como barrera protectora. En cambio, el pelo mojado es más frágil, elástico y no tiene ninguna protección. Por eso es importante tratar el pelo mojado con cuidado, evitando cepillarlo mientras te bañas, lo que puede provocar una mayor caída y puntas abiertas.
Cepillar el pelo mojado enérgicamente con un cepillo puede hacer que las cutículas se levanten más, provocando encrespamiento, enredos y daños. Por lo tanto, es mejor cepillar antes de bañarse con un peine de púas anchas. Para los rizos, tiene sentido cepillarse el pelo mientras te bañas, ya que el agua ayuda a proporcionar deslizamiento y suavidad, facilitando el desenredado sin causar daños excesivos. Si tienes el pelo rizado, utiliza abundante acondicionador en las hebras y usa un desenredante de abajo hacia arriba para reducir la tensión en el cuero cabelludo.
Para revitalizar un cabello seco y quebradizo, los productos adecuados pueden marcar la diferencia. En tu champú para cabello grueso, busca ingredientes como la glicerina, la niacinamida y la vitamina A, que mejoran la salud del cuero cabelludo mientras lo limpian, fortaleciendo así los folículos pilosos. El ácido salicílico también puede ayudar a eliminar el exceso de sebo del cuero cabelludo.
El acondicionador debe reducir el encrespamiento, facilitar el peinado, aumentar el brillo e hidratar el cabello. Los triglicéridos, la manteca de karité, la dimeticona y el isodauceno son ingredientes excelentes para reducir la fricción y aportar hidratación. El acondicionador sin aclarado debe ser más ligero y absorberse más rápido, a la vez que protege del peinado con calor y de los factores ambientales. Busca humectantes que aporten hidratación sin apelmazar y protejan el cabello de los daños. El pantenol también mejora la elasticidad sin romper las hebras.
Para los aceites capilares, lo mejor es un aceite ligero con base de silicona que reduzca el encrespamiento, mejore el brillo y proteja del peinado con calor. Si eliges aceites crudos, como el de coco, serán demasiado pesados y puede que tengas que lavarte el pelo varias veces para eliminarlos.
Cuanto más te laves el pelo, más lo debilitarás, así que debes evitarlo. En su lugar, busca aceites portadores que sean ligeros e hidraten las hebras capilares, como el aceite de alma, el aceite de jojoba, el aceite de ricino y el aceite de almendras dulces. Evita las fragancias, el alcohol desnaturalizado y los aceites esenciales en todos tus productos para el cuidado del cabello, ya que pueden resecarlo y dañarlo aún más.
Las proteínas son un componente esencial para mantener la salud y la fuerza del cabello. Las hebras capilares se componen principalmente de una proteína llamada queratina, que les da estructura, resistencia y elasticidad. La queratina rellena los puntos débiles a lo largo del tallo capilar, proporcionando un soporte adicional y reduciendo la probabilidad de puntas abiertas y rotura. Asegúrate de ingerir suficientes proteínas en tu dieta para mantener la salud de tu cabello consumiendo pescado, legumbres, pollo, pavo y frutos secos.