Por si aún no lo sabías, abril es el "Mes de la Concientización sobre el Estrés". Se celebra cada mes de abril desde 1992, con el objetivo específico de concienciar sobre el impacto del estrés y cómo aliviarlo. Pero, aunque cada vez se conoce más la relación entre la salud mental y la salud física, no se sabe tanto sobre la conexión entre los niveles de estrés y los problemas del sistema digestivo. El estrés se manifiesta de diversas formas, como dolores de cabeza, dificultad para concentrarse, ansiedad e insomnio, pero también puede afectar al estomago, provocando cólicos, reflujo ácido y otros problemas.
Con esto en mente, hablamos con Andrea Burton, Asesora Técnica de Bio-Kult, quien compartió las tres sorprendentes formas en que la salud mental puede afectar a tu sistema digestivo. En los últimos años se ha investigado mucho sobre este tema, por lo que nos pareció interesante aprender más sobre este vínculo bidireccional, sobre todo después de darnos cuenta de lo relacionadas que pueden estar estas dos cosas.
Los estudios han demostrado que el estrés y la depresión pueden modificar la composición del microbioma intestinal a través de las hormonas del estrés, la inflamación y las alteraciones del sistema nervioso. Cuando se activa nuestra respuesta al estrés de "lucha o huye", el suministro de sangre al sistema digestivo se reduce y se envía a otros órganos del cuerpo. Esto dificulta la digestión de los alimentos, sobre todo porque el aparato digestivo es especialmente vulnerable al estrés.
Como resultado, se ha demostrado que los suplementos de bacterias vivas pueden ser beneficiosos para ayudar a controlar los síntomas del estrés.
Cuando nos sentimos deprimidos, a veces nos dan ganas de consumir carbohidratos para sentirnos mejor. Aunque los carbohidratos nos hacen sentir bien al principio, consumir estos alimentos dulces puede provocar un bajón de azúcar en sangre, seguido de un bajón de energía y estado de ánimo. Estos carbohidratos tampoco son buenos para nuestra microbiota intestinal, especialmente en alimentos como el pan blanco, la pasta, los pasteles y los dulces.
Si quieres evitar el temido bajón de energía y mejorar tu digestión, elige carbohidratos como los cereales integrales y las verduras, incluso cuando te sientas un poco decaído.
El café es a veces el estimulante perfecto cuando nos sentimos un poco decaídos y necesitamos un empujón para empezar el día. Esto puede ocurrir después de una mala noche de sueño, algo común cuando la salud mental tiene problemas. Sin embargo, también se sabe que el consumo de café provoca un cambio en la composición de la microbiota intestinal, lo que no es bueno para la digestión.
Si te sientes inquieto o ansioso después de tomar café, deberías pasarte al té verde. Aunque contiene cafeína (en general menos de la mitad que el café), el té verde tiene la misma capacidad energética, pero también contiene antioxidantes y teanina. Se sabe que la teanina aumenta un neurotransmisor calmante conocido como GABA, que puede ayudar a reducir los niveles de ansiedad.
